jueves, 16 de octubre de 2008

El perro, el tejado y la carta misteriosa

“Y entonces el perro cayó del tejado”. Yo estaba sentada en el sofá viendo “Los Simpsons”, no pensaba que esto iba a suceder.
Cuando terminó la serie, me fui ha hacer los deberes, y justo cuando había terminado, alguien llamó a la puerta.

Abrí, pero no había nadie… Me pareció un poco sospechoso, y en el momento que iba a cerrar la puerta vi que en el suelo había una carta con un sello con forma de hacha.

Fui a mi cuarto a leer la carta, cuando de repente:

- ¡Aaaaaaaaaaa! ¡Un perro ha caído del tejado! ¡Y me parece que está muerto!

Nada más oír eso, fui corriendo hasta el teléfono para llamar a Cintia, ya que ella era veterinaria.

Una vez avisada Cintia, salí a la calle, y al comprobar que el perro que había caído del tejado era mi perro, me acerqué a él y dejé caer una lágrima sobre él.

Lo mejor de esta historia, es que solo es una historia y a mi perro gracias a dios, no le ha ocurrido nada malo.

En la selva de las maravillas


“Y entonces el loro se puso a bailar”. Todo ocurrió cuando por un fallo del avión tuvimos que aterrizar en tierra lo antes posible.

Cuando salimos del avión, nos encontramos en una selva tropical, pero casi no nos dio tiempo de observarla.

¡El avión iba a estallar!

Salimos corriendo de allí, y al alejarnos unos metros…

¡El avión había desaparecido!

Todo era muy extraño; El avión se estropeó, (justo en ese momento), aterrizamos en una extraña selva tropical, (justo en ese momento) y cuando el avión iba a estallar, desapareció (¡Justo en ese momento!).

Como no sabíamos donde estábamos exactamente, empezamos a explorar la isla.

Cuando ya llevábamos un rato caminando, nos encontramos un árbol con las ramas muy abiertas, y decidimos subir y tumbarnos allí.

Estábamos tan tranquilos allí tumbados cuando de repente me cayó un coco en la cabeza.

¡PLOF!

Cuando desperté, mi compañera ya no estaba en el árbol, estaba yo sola, eso sí, acompañada de un colorido loro que se posaba en una rama.

El loro se acercó a mí y me dijo:

- ¿Quién eres? ¿y que haces en este árbol?



Yo le contesté:

- Soy Elena, y vengo de Ariño, estaba descansando con mi compañera, una chica de pelo castaño con una coleta y ojos verdes, ¿la has visto por aquí?

El loro negó:

- Lo siento, pero no he visto a nadie, sólo a ti.


El loro, por una razón desconocida, se puso a bailar delante, de mí y yo atónita de lo que veía, me froté los ojos, cuando de repente…

- ¡Elena! ¡Elena! ¡Despierta! Ha venido una avioneta y podremos salir de esta selva.

Sin saber muy bien donde estaba, fui andando hasta la avioneta, y una vez en tierra firme entendí lo que me había pasado.

¡Había tenido un sueño!

viernes, 3 de octubre de 2008

La camiseta más fea


Sin ninguna duda era la camiseta más fea que había visto en mi vida.

Era un día de verano, y yo me había ido con Cintia, Rosana, Emma y Sheila a dar una vuelta por Ariño.

Así como íbamos caminando, en algunos árboles había colgados unos carteles, que anunciaban que el viernes de la semana próxima, montarían una boutique de ropa a las afueras de Ariño, y que en ella estaría la nueva camiseta de Kukusumusu.

Por lo que habíamos oído, esa camiseta era la mejor que Kukusumusu había lanzado al mercado, por eso todas la queríamos tener.

Estábamos impacientes, por ese motivo los días, a pesar de que era verano se nos hacían largos y más largos, en la piscina bañándonos, o en casa viendo la tele.

Por fin llegó el gran día, y todo el mundo se iba yendo a la nueva boutique de Kukusumusu que habían instalado en Ariño.

No solo había ropa, también había complementos, entre otro unas pulseras que nos compramos las 5 iguales.

Solo nos quedaba ver la gran camiseta, pero nos llevamos una desilusión, por que a pesar de lo que habían dicho por ahí, sin ninguna duda, ¡Era la camiseta más fea que había visto en mi vida!