El 14 de abril del año 1912, en el puerto de Génova (Italia),se dice que un niño de apenas 5 años, divisó en un camarote del barco donde viajaba su madre, un lindo caballo con una larga crin blanca como las nubes, unas patas finas y delgadas, y lo más peculiar de todo, unas alas gigantescas y suaves.
El niño salió corriendo a avisar a su hermano de lo que había visto, pero cuando volvió con él al camarote, el Pegaso, había desaparecido.
Eso fue raro, pero más extraño fue aún lo que le ocurrió al chico cuando cumplió los 10 años.
Él, iba caminando tranquilamente por unas praderas que se encontraban cerca de su casa, cuando…
El Pegaso volvió a aparecer, dejando una especie de huevo blanco brillante en el suelo y desapareció en una nube de color azul. Al cabo de cinco minutos de ese huevo, salió un Pegaso, completamente igual al que el que vio en el barco, pero más pequeño, y el chico no dudó en quedarse con el.
Cuando lo tocó, el chico despareció entre la nada, y todos los que se acercaban a tocarlo iban desapareciendo poco a poco.
Desde entonces esas praderas son sagradas y las llaman “las praderas del caballo alado”
El niño salió corriendo a avisar a su hermano de lo que había visto, pero cuando volvió con él al camarote, el Pegaso, había desaparecido.
Eso fue raro, pero más extraño fue aún lo que le ocurrió al chico cuando cumplió los 10 años.
Él, iba caminando tranquilamente por unas praderas que se encontraban cerca de su casa, cuando…
El Pegaso volvió a aparecer, dejando una especie de huevo blanco brillante en el suelo y desapareció en una nube de color azul. Al cabo de cinco minutos de ese huevo, salió un Pegaso, completamente igual al que el que vio en el barco, pero más pequeño, y el chico no dudó en quedarse con el.
Cuando lo tocó, el chico despareció entre la nada, y todos los que se acercaban a tocarlo iban desapareciendo poco a poco.
Desde entonces esas praderas son sagradas y las llaman “las praderas del caballo alado”
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