Y esa mañana de invierno me levante y no estaba en mi cama.
Todo sucedió muy deprisa, yo estaba en mi casa cenando el día de noche buena, cuando de repente las ventanas se abrieron de par en par y un viento fuertísimo, me llevó consigo.
Fui volando hasta un lugar muy extraño, donde el cielo era muy azul y la nieve no estaba fría. Caminando, caminando, llegué a un pueblecito en el que las casas, estaban construidas en los troncos de los árboles.
No estaba muy segura de que hacer, pero la curiosidad, me llevó a entrar en una de las casas.
Era una casa muy bonita, todo era de madera, y al lado del fuego encontré a dos búhos del tamaño de una persona de 12 años calentándose.
Enseguida me vieron, y comprendí al instante que eran unos búhos especiales, por que además de su altura, también sabían hablar.
Todo sucedió muy deprisa, yo estaba en mi casa cenando el día de noche buena, cuando de repente las ventanas se abrieron de par en par y un viento fuertísimo, me llevó consigo.
Fui volando hasta un lugar muy extraño, donde el cielo era muy azul y la nieve no estaba fría. Caminando, caminando, llegué a un pueblecito en el que las casas, estaban construidas en los troncos de los árboles.
No estaba muy segura de que hacer, pero la curiosidad, me llevó a entrar en una de las casas.
Era una casa muy bonita, todo era de madera, y al lado del fuego encontré a dos búhos del tamaño de una persona de 12 años calentándose.
Enseguida me vieron, y comprendí al instante que eran unos búhos especiales, por que además de su altura, también sabían hablar.
Los tres no hicimos muy amigos, y a mí ya se me olvidaba que antes de llegar a ese lugar, estaba cenando tranquilamente con mis familiares.
Los dos búhos, me invitaron a quedarme en su casa durante la noche y yo que estaba muerta de sueño, acepté.
A la mañana siguiente, me levanté, pero no estaba en la cama, estaba dormida en el sofá del salón.
Todo me parecía muy extraño, pero a los cinco minutos comprendí, que todo había sido un sueño. Los regalos del día de navidad, estaban junto a la chimenea y mis primos y primas, se despertaban y bajaban corriendo por las escaleras para recoger sus regalos.
Abrí mi regalo, y me encontré unas figuritas pequeñas de dos búhos. Mientras los miraba, me pareció que me guiñaban el ojo y en ese momento recordé, que era navidad y que en estas fechas todo cobraba vida y magia.
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